Que Revienten los artistas!
El Teatro de la Muerte de Tadeuz Kantor
por Tábano
Imaginen un sótano
Paredes empedradas
Un espacio abovedado pero reducido
Afuera disparos y a veces explosiones
Adentro, en ese sótano
un puñado de artistas resisten
y reviven la infancia
y el mundo mágico y oscuro
de Tadeuz Kantor
Este pintor, director y artista de vanguardia
polaco (1915 - 1990) llevo al espacio escénico una forma distinta de hacer
teatro.
En Cracovia en 1955 fundó el Cricot 2. Cricot
en el periodo de entreguerras define un teatro que no lo es propiamente; se
trata más bien de un cabaret literario de Cracovia, un café teatro donde se dan
cita varios artistas.
De la destrucción levanto un retablo hecho de maniquíes,
actores marioneta, embalajes, escenografías derruidas y objetos desechables re
significados que sirvieron para contar como vivió el artista en un ámbito de ocupación
militar y guerra permanente.
Sus obras crearon un limbo en el que sus
actores no interpretaban a ningún personaje estereotipado, en todas las obras
siempre fueron ellos mismos jugando a mover objetos y discutir en escena sus
textos. A la manera de "clowns negros" o bufones los actores de
Kantor muestran una mueca grotesca, una burla siniestra a una realidad absurda.
Kantor participa activamente en cada puesta en
escena, siempre lo vemos a un costado, en una silla, como un director que juega
mientras recuerda, revisa y acomoda sus recuerdos, ideas y objetos. Entre él y
sus actores hay una especie de danza que alterna la acción escénica con la acción
fuera de esta, Kantor da indicaciones a la vez que deja actuar.
Que Revienten los artistas (1985), La clase
muerta (1975), Wielopole wielopole (1980) son las obras que mas representan el
desarrollo de su denominado teatro de la muerte.
Son muy pocos los casos en los que la lógica
habitual de una puesta teatral es transgredida, en los que las ideas de
personaje, texto, escenografía o incluso el espacio son destruidas a fin de
crear una nueva realidad, una nueva visión. El teatro no es un aparato
reproductor de literatura, es un territorio de libertad.
O al decir de Witkiewicz: "Al salir del
teatro, el espectador debiera tener la impresión de un sueño extraño donde las
cosas más intrascendentes tienen un inexplicable encanto"
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